lunes, 23 de mayo de 2016

El pozo y el péndulo - Relatos de Poe (II)

Buenas a todos.

He permanecido un tiempo en standby, esperando a que me entregaran mi ejemplar de Edgar Allan Poe Historias extraordinarias, de Arte y Letras. Lo llevé a restaurar a una especialista en el tema llamada Ana Jessen, de la que hablaré en otro post, y ahora que ha rejuvenecido como si le hubieran inyectado botox, puedo comentaros otra maravilla que recomiendo leer encarecidamente: EL POZO Y EL PÉNDULO, publicado en 1842, otra obra maestra del terror.



Un resumen muy breve que no tiene perdida, sería el siguiente:

Un condenado va a ser torturado por la Inquisición. Abandonado en una extraña sala en la más completa oscuridad, espera que llegue su hora, la cual, misteriosamente, no llega. Tanteando el lugar en el que ha sido encerrado, descubre por accidente un pozo en el suelo, quizá como vía rápida para acabar con su sufrimiento, pero no lo utiliza. Tras ese acontecimiento, recibe agua por parte de sus carceleros que no duda en beber. Envenenado, cae desmayado, y al despertar se encuentra sobre una fría mesa, atado de pies y manos, con la compañía del afilado y fatal péndulo, que se acerca a él, lento, muy lento, y sin ninguna pausa.

Hay que destacar que el terror y dolor que siente el protagonista de la obra es psicológico, mucho más intenso que el físico, y teniendo en cuenta que el pobre desdichado es una víctima de la Inquisición, podía esperar auténticas barbaridades, pero Poe se olvida de la sangre y demuestra su dominio sobre el lenguaje y las técnicas narrativas más efectivas, para involucrar y hacer sentir al lector como un testigo directo de los agobiantes pensamientos y experiencias sufridos por el narrador, porque el protagonista, desde el principio, sabe lo que va a suceder, es consciente en todo momento que va a morir. La ansiedad, el abandono, el horror, la angustia, el vacío… son expuestos con todo detalle, y lo peor, si te involucras un poco, llegas a experimentarlos tú mismo.

No sabía quién había sido el creador de esta tortura literaria del péndulo, pero por fin di con el señor Allan Poe. También desconozco cuántas veces ha sido utilizado el recurso de este péndulo en libros o cine, yo por ejemplo recuerdo la película de Saw. Investigando un poco, la tortura real del péndulo de la Inquisición consistía en la dislocación de los hombros mediante la rotación violenta de los brazos hacia atrás y arriba. Se cuelga a la víctima por las manos, que han sido atadas a su espalda. La agonía se podía estimular mediante pesas agregadas progresivamente a los pies, hasta que al fin el esqueleto se desmembraba. Horrible.



Y no pienso destripar más. Leed el relato, ¡que no llega a veinte páginas!. Y si no tenéis ganas, ya sabéis: tirad de celuloide. En 1961 se filmó la película The Pit and the Pendulum, con el conocido Lance Henriksen (el androide Bishop en Aliens, el regreso) representando el papel de Torquemada.

¡Un saludo!