domingo, 28 de febrero de 2016

¡Salvemos al Patito Feo! (Hans C. Andersen)

Hola a todos de nuevo.

Esta entrada del blog corresponde, primero al vicio y a los caprichos, porque fue ver un libro y desearlo, y segundo, a la niñez, ¿los niños de ahora conocen algo distinto a Pocoyó, Hora de Aventura, Bob Esponja o similares? Aquí lanzo mi reivindicación: ¡arriba el patito feo!

Sobre todo: hay que conocer los clásicos, no los desvirtuados por Disney (ya habrá tiempo para esto en otro blog). Uno de estos pilares es el danés Hans Christian Andersen, lector de Shakespeare, autor de cuentos como El traje nuevo del Emperador, La sirenita, Pulgarcita, El patito feo o El soldadito de plomo. Estos son sólo una muestra de los 212 que llegó a escribir. Algunos de ellos han trascendido la propia autoría de Andersen y se recuerdan como parte de la cultura de occidente. Curiosamente, Hans Christian nunca pudo cumplir su verdadero sueño: ser cantante de ópera, y tampoco ser reconocido por sus novelas, pero un amigo suyo le animó, tras leer sus obras y cuentos, a que se decidiera por estos últimos “ya que las novelas le harían famoso, pero los cuentos inmortal”.  

Sus personajes son desdoblamientos de él mismo: luchadores empecinados, que no se quejan de las dificultades por las que tienen que pasar, fieles a sus propósitos e ideales, como El patito feo, metáfora autobiográfica. Muchos de sus cuentos han sido inspiración en el mundo del cine, como La sirenita y la conocida película de Disney, incluso también de la famosa estatua que se puede ver en Copenhage.

Deseaba conseguir un recopilatorio, y al final he conseguido uno muy bello, de mi cada vez más apreciada Biblioteca Arte y Letras: Cuentos de Andersen. El libro es tan bonito que se editaron versiones facsímil en 1983 y 1994, de hecho, los Cuentos de Andersen es uno de los libros de Arte y letras que acumulan más ilustraciones, dibujos de gran belleza que contienen detalles macabros para la época, como una calavera al inicio de Pulgarcita. La tapa delantera está decorada con escenas de sus cuentos (unos graciosos ratoncillos en la esquina inferior sostienen un blasón con el nombre del autor), combinando el oro, negro y azul, ilustración realizada por el dibujante Apel les Mestres. Mi ejemplar es la primera edición de la colección (año 1881) por Enrich Domenech. Cuelgo más fotos en mi Facebook.  

Quiero agradecer a la librería J.Cintas, situada en la calle Bretón de los Herreros (Madrid) el trato que me dieron en su tienda, por este ejemplar, por dedicar su tiempo en buscar otro libro que les pedí y por dejarme tocar, abrir y curiosear una de sus joyas: un Quijote de Ibarra del que hablé en un post anterior, un libro con 235 años de historia. Lo reconocí en uno de sus estantes, y el amable librero me lo dejó sin preguntar. Casi me caigo de espaldas.

Pues nada más, voy a disfrutar de este libro que me ha costado tanto conseguir, al menos en el estado que yo deseaba, y voy a sacar a la luz los recuerdos de mi niñez, cuentos que seguramente mucha gente joven ahora desconozca, y que mucho me temo, si no hacemos algo, se pierdan en el tiempo. Eso, o quedaran como sabiduría popular que tristemente no reconocerá el trabajo de Hans Christian Andersen.

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