La curiosidad mató al gato. Debería matizarse que depende del tipo de curiosidad, porque yo no hago más que encontrarme cosas llamativas e interesantes que, por supuesto, no me cuestan la tumba.
Comentaba un amigo mío que nunca ha sido capaz de leerse el Quijote salvo en comic. Y yo tampoco, salvo por fuerza mayor. Lo confieso, me resultaba muy cargante, y en mis años de estudiante fue una losa muy pesada. Pero ahora que me pica esa curiosidad sana, sin menospreciar a los textos originales, me planteé: “¿Existirá un Quijote fácil de leer?”
Y lo hay, y todos los caminos llevan a Roma, o en mi caso, a Pérez Reverte. Buscando un poquito he dado con un ejemplar publicado por la Real Academia Española y la editorial Santillana, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, adaptado para uso escolar por Arturo Pérez Reverte, revisado y ofreciendo una estructura lineal de la trama central del Quijote, como dicen ellos, la aproximación amena, eficaz, que una herramienta educativa o una lectura sencilla pueden reclamar. Os dejo más información AQUÍ.



La imprenta elegida fue la de Joaquín Ibarra, impresor de cámara de la Academia con la fama ganada en el arte de imprimir. Solamente en un punto flaqueaba este programa elaborado con tanto cuidado para los académicos: las ilustraciones, aunque más tarde se admitió la riqueza agregada a la riqueza par el entendimiento del libro, incluso se formó una comisión que estudió y seleccionó aquellos pasajes que por su contenido eran más susceptibles de ilustrarse.
Creo que por hoy, es suficiente Quijote, la obra considerada el mejor trabajo literario jamás escrito. Como hemos visto, tenemos un Quijote para todos gracias al trabajo de la RAE y otro para nadie, o unos pocos contados con los dedos de las manos, el bello Ibarra, una joya que más vale que cuiden esos afortunados elegidos.
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